CULTURA Y CONTRA-CULTURA
A principios de la década de 1960 los jóvenes argentinos se identificaron con sus pares de
los países industrializados de Occidente y adoptaron prácticas y representaciones culturales
propias que se reflejaron en la moda, las industrias culturales, el consumo, los ámbitos de
sociabilidad, etc y que se difundieron y homogeneizaron a través de los medios de
comunicación de masas y en particular de semanarios de actualidad como Primera Plana,
Gente, La Semana, Siete Días y nuevas revistas orientadas a un público jóven.